Hace un tiempo que Costa Rica está en campaña electoral. Ya sale la presidenta usando los colores verde y blanco cuando puede, sale Jonhy Araya inaugurando o en actividades políticas de gran envergadura, salen los anuncios de desprestigio contra los otros contendientes políticos, se destapan los casos de corrupción que deslegitiman las instituciones del Estado y falta más... Pero, es necesario realizar un análisis somero de los hechos transcurridos en este corto lapso de tiempo.
En estos días a salido a la luz ataques contra el Tribunal Supremo de Elecciones (TSE), donde se le acusa de existir parcialidad y favoritismo contra un partido político. Esto no es para menos, si consideramos que este órgano no ha tomado cartas en el asunto para amonestar al PLN por poner vallas en instituciones públicas (como el caso del gimnasio y el colegio de médicos), las famosas redes de trabajadores en instituciones públicas, tardó en pronunciarse contra las famosas caravanas de la salud y empeora al no fiscalizar las actividades de ese partido, en tanto pasa demasiado pendiente del Frente Amplio.
Estos hechos, difundidos en su mayoría por redes sociales, propician un creciente descontento contra un órgano que se supone que es garante del proceso democrático, sin parcialidad política inminente, aunque la historia y la injerencia política han propiciado que todo esto se esté desarrollando. Hay que recordar que esta institución del Estado ha caído en crisis de legitimidad previamente ante el Frauderendum y en las elecciones que Óscar Arias había ganado previo a Laura Chinchilla, donde diversos actores sociales no han catalogado como acertados los resultados dados en estos procesos democráticos y que alienta la percepción de la "mano invisible" del poder moviendo hilos detrás de sus dirigentes.
Creo que el problema más grave que tiene el TSE y cualquier juez de la república o funcionario del Poder Judicial es que el nombramiento lo realiza el Poder Legislativo. Es decir, son los mismos partidos políticos, actores sociales que concentran el poder, quienes nombran las personas que deberían ejercer la justicia imparcial dentro de nuestro sistema de gobierno. Se pierde completamente la concepción de la Revolución Francesa donde el Estado se divide en tres para que un poder no infiera favoreciendo al otro. Se pierde la teoría de los contrapesos del poder.
Otra preocupación es la forma en que se está realizando la campaña electoral. Se están recurriendo a tácticas del miedo y a la falsa legitimidad del candidato para que el oficialismo no pierda el poder. Es preocupante, porque al salir Jonhy Araya en ciertos medios en eventos importantes inaugurando o al lado de Chinchilla se le crea al imaginario colectivo de que él ya cumple el rol de presidente. Además, recientemente han explotado campañas contra partidos como el Frente Amplio, donde se está buscando crear la idea en la población de que la izquierda es mala, lo cual tampoco es cierto.
Muchas personas critican los gobiernos de izquierda por desconocimiento. Lo interesante de todo ello es no critican las alianzas del gobierno de turno con China (país comunista), Estados Unidos (presidentes militarizados), con Panamá (presidente que reprime pueblos indígenas), entre otros. Los gobiernos de izquierda no son un mal, solo busca la real igualdad de condiciones, lo que no implica la destrucción de la economía, sino que las empresas multimillonarias realmente paguen lo que deben, que los empleados tengan trabajo digno, donde la banca del desarrollo sea una realidad y no una forma de destrozar sueños, entre otras virtudes más.
Pero esto no es un escrito de crítica entre la izquierda o derecha costarricense, sino de la forma en que la campaña electoral de está desarrollando. En cómo las clases del poder están jugando de manera mal intencionada con la percepción de los y las costarricenses, lejos de promover el pensamiento crítico y los valores democráticos que deben existir.
Una campaña electoral justa debería promover el respeto ideológico, no volverse una trinchera donde las estructuras del poder intentan crear una mala imagen del competidor como estrategia. Debería existir el diálogo constructivo, que sea garante de construir ideas, lejos de promover la intolerancia. Es increíble que las mismas estructuras de poder que se encargan de la fiscalización del proceso, actúen como policías represivos de la práctica electoral. Estoy de acuerdo en que se deben realizar ciertos trámites para algunas formas de llamar al elector, mas hay resoluciones que rayan en lo absurdo, como lo es entorpecer el proceso para dar a conocer los y las candidatas.
Considero que en Costa Rica no ha existido desde hace años una apertura a respetar los ideales de las otras personas, sino que existe una competencia tan voraz que perdemos completamente el norte de la construcción conjunta de un proyecto país. Se torna aun más preocupante que se le da mayor preponderancia a la discusión por redes sociales, pero no se habla con los vecinos o las personas sin acceso a estos medios de comunicación sobre lo que acontece en nuestra nación, teniendo en cuenta que los medios de comunicación funcionan a favor de la ideología dominante o en pro del mercado que les permita vender más noticias.
Los hechos hablan más que mil palabras, pero a veces necesitamos transmitir de forma respetuosa lo que acontece, no intentando imponer criterios, sino dando insumos para crear pensamientos críticos sobre lo sucedido. Soy consciente que mis ideas no son la verdad absoluta, pero sí quiero que funcionen como una opinión de varias situaciones con el afán de crear discusiones constructivas, porque es lo que nos hace políticamente democráticos, de alguna u otra manera crear un consenso de lo que podrá ser un proyecto país, y si no se puede armonizar las ideas, no crear flancos de ataque, sino de respeto mutuo en pro de la sana convivencia dentro de nuestra sociedad.
El autor es Psicólogo graduado de la Universidad de Costa Rica, quien se enfoca más en temas políticos y su relación con las personas. Este Blog nace como un sentido crítico sobre diversas temáticas, además de análisis tanto coyunturales como teóricos. Aclaro que este Blog nació en el 2007 y que se mantienen ciertas publicaciones como una forma de evidenciar la evolución del pensamiento a lo largo de los años.
domingo, 27 de octubre de 2013
martes, 22 de octubre de 2013
¿Abstencionismo como solución?
Últimamente he visto un llamado de ciertos actores sociales para que la gente no emita su sufragio en las próximas elecciones del 2014. El argumento que se presenta es que si usted está cansado(a) de la política, lo mejor es no votar, y así emitir una protesta de que estamos disconformes con el sistema actual. Eso suena muy bonito, si tomamos en consideración que definitivamente el abstencionismo es un malestar, un síntoma de que algo en el poder no está trabajando bien; pero si se piensa detenidamente en la normativa electoral, nos damos cuenta que esto resulta poco funcional.
Consideremos que el Código Electoral de nuestro país menciona que para elegir un presidente o una presidenta de la república, se requiere que este obtenga el 40% de los sufragios válidamente emitidos. ¿Con qué se come esto? Quiere decir que si 100 personas votan, solo se ocupa que 40 de ellas emitan un criterio a favor hacia una persona para que esta quede electa.
La clase política dominante conoce esta normativa de arriba hasta abajo (muchos fueron quienes la redactaron), por lo que resulta útil que menos personas ejerzan su derecho al voto, porque la mayoría de sus "adeptos" sí irán a definir una línea de partido en dicha práctica democrática. En otras palabras, que menos gente vote aumenta fuertemente la posibilidad de quedar electos por un nuevo periodo presidencial, haciendo lo que les da la gana.
Es interesante que el mismo Código establece que solo serán votos válidos aquellos que se emitan a favor de un candidato, por lo que el voto nulo o blanco no contará para definir la persona que va ocupar un puesto de poder. Sin embargo, aunque estas prácticas de protestas no afectan el resultado electoral, sí son indicadores de que socialmente sucede algo en nuestra vida cotidiana, obligando a las clases políticas de nuestro país a revisar lo que se está haciendo.
Resulta importante rescatar que el voto es una forma nada violenta para cambiar las cosas que no nos gustan; es decir, se puede hacer la revolución por medio del sufragio y así cambiar lo que se está haciendo con el país. A veces parece que la gente prefiere no votar por la "pereza" de conocer propuestas, las que muchas veces están acorde del proyecto país que uno concibe. No quiero decir que todas las personas sufren de pereza y no votan, sino que si uno decide abstenerse debe tener al menos razones realmente válidas de su decisión, que dentro de un sistema democrática uno debe respetar, y estas consciente de las consecuencias que esta práctica conlleva.
De igual forma, las personas que están llamando a otras a no votar, quienes tienen su pleno derecho hacerlo en nuestro país de libertades, es importante que le indiquen a las personas que existen otras propuestas, porque si solo realizan este tipo de campaña por "ser revolucionarios", en realidad imitan la misma práctica política de la clase dominante, quienes nos hacen creer que solo existe una opción en un amplio abanico de posibilidades.
Finalizo acotando que no tengo nada en contra de que ciertos sectores llamen a no votar, pero sí me parece importante advertir que existen otras opciones y que lejos de sabotear el proceso electoral, pueden estar realizando una "zancadilla" al pueblo, porque las élites sí tienen sus adeptos preparados para ejercer su voto. Además, quisiera advertir que no ejercer el sufragio no es la única opción existente, insisto en que hay múltiples posibilidades dentro de un marco de participación democrática, y que si queremos hacer la verdadera diferencia deberíamos invitar a la gente a informarse de todas ellas, incluyendo la posibilidad de abstenerse, votar nulo o votar en blanco; tanto sus consecuencias como sus beneficios dentro de nuestra sociedad.
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lunes, 21 de octubre de 2013
"El monstruo invencible"
Estamos en plena campaña electoral, poco a poco se asoman las nuevas campañas para atraer votantes, unas más innovadoras que otras, pero siempre con un matiz en común: atacar al oficialismo.
Es gracioso, en Costa Rica existe algo que yo denominaría como la crisis ideológica de los partidos políticos; parece ser que las mismas agrupaciones que buscan el poder no pueden concebirse como tales; es decir, todo partido que no sea del partido en turno crea su propia imagen en contra a este, alimentando la idea irracional de que existe un monstruo imparable que se debe derrotar, pero que aun son tan pequeños que solo desprestigiándolo lo "podrían lograr"
Uno observa las campañas políticas y siempre se basan en tratar de crear una percepción de lo malo que ha desarrollado la agrupación en turno del poder, dejando de lado sus propuestas propias, herramienta importante para llamar la atención del electorado. Aunado a esto, se agrega que algunos grupos políticos utilizan el discurso de la "oposición" para desviar la atención de su propia ideología, la que muchas veces es más dañina que el partido que ocupa el poder.
Las personas no necesariamente se dan cuenta de este juego, porque desconocen por completo cuáles son los principios ideológicos que caracterizan los partidos políticos. Solo pueden obtener la información de que son una contra, lo que muchas veces desencadena una confusión en las personas sufragistas al no tener claro cuál es la "verdadera oposición".
Esto es desalentador, porque uno observa en redes sociales que siempre se le da prioridad a las campañas de desprestigio, pero nunca se le da énfasis en las propuestas ideológicas como tales. Es así, incluso, como el candidato o la candidata de turno en el monstruo invencible obtiene mayor contacto con la gente, al darse a conocer más, siendo común que las personas lo tengan más presente en su imaginario, lejos de realmente dar a conocer la persona a quien una determinada agrupación está apoyando.
No hay que irnos muy lejos para ser conscientes de esta realidad. Anuncios como el las marionetas de Ottón Solís de la campaña pasada (solo para poner un ejemplo de muchos que podemos encontrar en Youtube) proyectaron más la imagen de Laura Chinchilla que la del mismo candidato. Esto es interesante, porque así esa candidata obtuvo campaña política gratuita gracias a sus adversarios.
No he visto un solo spot de campaña que le informe a la gente propuestas e ideología, pero sí sobran las propuestas de la contra, donde ilusamente se cree que atacar a sus rivales es la mejor estrategia, donde muchas veces se torna antidemocrático y poco convincente. Me atrevo a dar por un hecho de que cuando los partidos políticos dejen de visualizarse como la oposición, podrán crecer para vencer al monstruo invencible, porque así podrán realmente tomar control de sus fortalezas y darse a conocer mejor.
Es gracioso, en Costa Rica existe algo que yo denominaría como la crisis ideológica de los partidos políticos; parece ser que las mismas agrupaciones que buscan el poder no pueden concebirse como tales; es decir, todo partido que no sea del partido en turno crea su propia imagen en contra a este, alimentando la idea irracional de que existe un monstruo imparable que se debe derrotar, pero que aun son tan pequeños que solo desprestigiándolo lo "podrían lograr"
Uno observa las campañas políticas y siempre se basan en tratar de crear una percepción de lo malo que ha desarrollado la agrupación en turno del poder, dejando de lado sus propuestas propias, herramienta importante para llamar la atención del electorado. Aunado a esto, se agrega que algunos grupos políticos utilizan el discurso de la "oposición" para desviar la atención de su propia ideología, la que muchas veces es más dañina que el partido que ocupa el poder.
Las personas no necesariamente se dan cuenta de este juego, porque desconocen por completo cuáles son los principios ideológicos que caracterizan los partidos políticos. Solo pueden obtener la información de que son una contra, lo que muchas veces desencadena una confusión en las personas sufragistas al no tener claro cuál es la "verdadera oposición".
Esto es desalentador, porque uno observa en redes sociales que siempre se le da prioridad a las campañas de desprestigio, pero nunca se le da énfasis en las propuestas ideológicas como tales. Es así, incluso, como el candidato o la candidata de turno en el monstruo invencible obtiene mayor contacto con la gente, al darse a conocer más, siendo común que las personas lo tengan más presente en su imaginario, lejos de realmente dar a conocer la persona a quien una determinada agrupación está apoyando.
No hay que irnos muy lejos para ser conscientes de esta realidad. Anuncios como el las marionetas de Ottón Solís de la campaña pasada (solo para poner un ejemplo de muchos que podemos encontrar en Youtube) proyectaron más la imagen de Laura Chinchilla que la del mismo candidato. Esto es interesante, porque así esa candidata obtuvo campaña política gratuita gracias a sus adversarios.
No he visto un solo spot de campaña que le informe a la gente propuestas e ideología, pero sí sobran las propuestas de la contra, donde ilusamente se cree que atacar a sus rivales es la mejor estrategia, donde muchas veces se torna antidemocrático y poco convincente. Me atrevo a dar por un hecho de que cuando los partidos políticos dejen de visualizarse como la oposición, podrán crecer para vencer al monstruo invencible, porque así podrán realmente tomar control de sus fortalezas y darse a conocer mejor.
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